Francisco Tinahones: «Soy consciente del bajo grado de motivación de los médicos en los hospitales por los recortes»
La fusión de los servicios de endocrinología y nutrición de los hospitales Carlos Haya y Clínico Universitario ha supuesto la creación de una unidad intercentros, cuyo director es Francisco Tinahones. En esta entrevista, asegura que no se esperan muchos cambios en el funcionamiento de los servicios una vez integrados y explica que no habrá movilidad de los profesionales. El doctor Tinahones es consciente de que el grado de motivación de los médicos de los hospitales es bajo. Los recortes en sanidad son la causa de ese desánimo.
-¿Qué ventajas tiene la creación de unidades intercentros mediante la unificación de servicios de Carlos Haya y el Clínico?
-En el caso de endocrinología, se han fusionado dos servicios que tenían un desarrollo muy importante, con unos niveles altos de calidad asistencial y una buena respuesta a la atención a los pacientes. La fusión puede plantear la creación en un futuro de estructuras comunes para patologías poco prevalentes. Le pongo el caso de la hipófisis, que ahora se trata tanto en Carlos Haya como en el Clínico. Lo lógico es centralizarlo en un hospital. Pretendemos que todo lo que realicemos suponga una ganancia para los pacientes y para los profesionales.
-¿Los enfermos seguirán siendo vistos en el hospital al que iban hasta ahora o habrá cambios?
-Los enfermos continuarán en su hospital y los atenderán los mismos médicos que han llevado sus casos. No habrá una movilidad de profesionales de un hospital a otro; continuarán en su puesto de trabajo igual que antes de la fusión. Lo que sí haremos es progresar más en la elaboración de protocolos comunes en ambos hospitales para buscar la homogeneización en los tratamientos a los pacientes.
-¿Con cuántos endocrinólogos cuenta la unidad una vez sumados los de ambos hospitales?
-En total, si hablamos de personal sanitario y no sanitario, hay 70 profesionales, de los que 23-24 son médicos especialistas.
-Uno de los problemas más importantes causados por los recortes en salud es la precariedad laboral, con contratos al 75 por ciento de jornada. ¿Ese hecho cómo redunda en el trabajo diario?
-Estamos sacando el trabajo adelante con algo de sobrecargo. Hay una cierta precariedad laboral por los contratos al 75 por ciento. Esperamos que esto sea transitorio. Soy consciente del bajo grado de motivación de los médicos en los hospitales por los recortes. El tiempo dirá si con la fusión aumenta esa motivación
-¿Cuál es el panorama asistencial y de recursos que tiene la endocrinología en Carlos Haya y el Clínico Universitario?
-La patología endocrinológica es muy prevalente. Estamos viendo de 50.000 a 60.000 enfermos al año entre los dos hospitales. Los recursos son los que son. Tenemos que organizarnos para dar respuesta a la demanda. Los dos servicios estaban funcionando bien. No he llegado a un sitio donde hubiese dificultades organizativas. Como ambos servicios estaban bien organizados, ahora lo que buscamos son convergencias. No ha habido ningún cambio radical ni estructural desde que se produjo la fusión. Los servicios siguen funcionando igual.
-¿Se ha encontrado usted con recelos y suspicacias de los profesionales tras la fusión?
-No los he percibido. Puede haber incertidumbre entre los trabajadores pensando que los van a mover de sitio o cambiar las agendas de trabajo. Insisto, no ha habido modificaciones. Lo único que se está buscando es un punto de convergencia. Ahora mismo, los cambios que se pueden realizar son muy sutiles. Otra cosa sería que se crease un edificio al que fuesen todos los endocrinólogos. Ni eso es posible ni se va a poder hacer.
-¿Se podría llegar a crear una especie de bolsa común y que ya no hubiese médicos de Carlos Haya y médicos del Clínico y que los pacientes fuesen vistos de forma indistinta en uno u otro hospital?
-Eso ahora no se puede hacer. No se pueden desplazar los pacientes de un lado a otro. Lo que sí es posible es homogeneizar la cartera de servicios en aras de lograr la equidad.
-¿Y sería posible agrupar a los enfermos en función de su patología? Por ejemplo, que todos los diabéticos fuesen atendidos en Carlos Haya y todos los que sufren obesidad acudiesen al Clínico.
-Va usted más adelantado que nosotros. Desde un punto de vista teórico, eso tendría que ser, probablemente, una meta, pero habría que hacerlo contando con una premisa importantísima: no habrá movilidad de los profesionales. A ningún médico le voy a decir mañana que, por ejemplo, se tiene que ir al Hospital Marítimo de Torremolinos. La movilidad es voluntaria. Esos sistemas organizativos no se pueden hacer si previamente no ha habido un consenso. A día de hoy, lo que usted pregunta es imposible. Los profesionales están contratados por su hospital y no hay movilidad a no ser que sea voluntaria. La centralización del tratamiento de la hipófisis se hará en Carlos Haya porque el médico que se encarga de esa tarea en el Clínico ha aceptado el traslado.
-¿De qué forma notarán los pacientes la fusión de los servicios?
-Fundamentalmente, habrá equidad. La demora media de los pacientes será equiparable en uno y otro hospital. Habrá un mismo tiempo de respuesta a los problemas y se ofrecerá la misma calidad asistencial. En el servicio de endocrinología de Carlos Haya, Federico Soriguer ha hecho una labor magnífica e ingente de liderazgo como jefe. Esto estaba bien organizado, con una cartera de servicios impecable. Se han fusionado dos servicios que funcionaban bien. Todos los cambios que se hagan serán consensuados, muy meditados y pequeños; no estamos para experimentos.
-¿Cuáles son las patologías más prevalentes que ven?
-Diabetes, patología tiroidea y trastornos relacionados con la nutrición.
-¿Se están cumpliendo los decretos que fijan un máximo de 60 días para atender a los enfermos en una primera consulta?
-Por ahora sí. Afortunadamente, se están cumpliendo tanto en Carlos Haya como en el Clínico.
Crece la obesidad
-¿Por qué cada vez hay más personas con problemas de obesidad?
-Los dos factores principales de la epidemia de obesidad son el exceso de aporte energético y el descenso importantísimo de la actividad física en los 30 últimos años. El ejercicio es bueno. Los obesos que hacen alguna actividad física viven más.
-¿Qué ejercicio físico es más recomendable?
-Por ejemplo, andar de forma rápida al menos 90 minutos a la semana. Caminar media hora diaria a paso rápido que provoque sudoración es una actividad recomendable. Pero a eso hay que acompañar una restricción alimentaria para poder perder peso.
-La obesidad también hace estragos entre los niños y los adolescentes.
-Los últimos datos de obesidad infantil y juvenil situaban a España a la cabeza de Europa.
-El problema es convencer a los niños de que tomen más espinacas y menos pizzas o bollos, ¿no?
-Claro. Está demostrado el beneficio de la dieta mediterránea. Sin embargo, aun estando en Málaga, ese tipo de alimentación no se toma en la cantidad que sería aconsejable para mejorar la salud.
-Si a esa mala alimentación unimos la falta de ejercicio tenemos un caldo de cultivo propicio para la obesidad infantil, ¿verdad?
-Hay niños que no dan más de 500 pasos al día. Apenas se mueven. Una persona mayor que camine bastante logra dar un millón de pasos en un mes y hay niños que llegan a la pubertad antes de haberlo conseguido.
-¿Cómo repercute la obesidad negativamente en la salud?
-La obesidad está ligada a la diabetes de forma indisoluble. La mayoría de los diabéticos o tienen sobrepeso o son obesos. La hipertensión también se relaciona al exceso de peso, así como los triglicéridos altos y el colesterol. Aparte, hay cada vez más datos que indican que algunos tipos de cánceres se asocian a la obesidad, sobre todo el cáncer de endometrio en mujeres y el de tracto digestivo en mujeres y hombres.
-¿Por qué la mayoría de los regímenes de adelgazamiento fracasan a la larga?
-El problema es el mantenimiento. La mejor dieta es aquella que hace perder de cuatro a cinco kilos al mes. Un régimen que asegura adelgazar diez kilos en un mes no es saludable. Las dietas milagro que prometen perder mucho peso en muy poco tiempo son peligrosas, porque no se adecuan y tienen un efecto rebote mayor que al final hace que se ganen más kilos. Nosotros recomendamos una dieta hipocalórica, que baja el contenido de grasas, mantiene el de proteínas y reduce un poco el de hidratos de carbono. Lo aconsejable es comer de todo, pero poco.
-En el caso de la obesidad mórbida, ¿la mejor solución es operarse?
-La cirugía es la única alternativa para aquellos pacientes que no logran resultados tras someterse a innumerables dietas terapéuticas. Para dar respuesta a ese hecho, ambos hospitales estamos intentado operar a más enfermos (tres o cuatro a la semana).
-Tanto el servicio de endocrinología de Carlos Haya como el del Clínico han destacado por sus trabajos de investigación. ¿Continuarán por esa senda?
-Ese tema es fundamental. El potencial investigador hay que mantenerlo. El grupo que formó en Carlos Haya Federico Soriguer es de excelencia nacional e internacional, y el del Clínico también es muy bueno. Ambos funcionan de forma consolidada. Ahora buscaremos sinergias para incrementar la producción científica.
-¿Cuáles son las principales líneas que están desarrollando?
-En Carlos Haya se trabaja de forma muy importante en diabetes y en el Clínico la línea fundamental es la obesidad. En dos patologías que guardan una relación tan directa, lo lógico es que seamos capaces de complementarnos. El nivel que tendremos juntos nos permitirá competir en todos los escenarios, porque contamos con una producción científica muy importante, una de las más altas de España.
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