El Hospital Regional de Málaga y el IBIMA dirigen un estudio para predecir la respuesta de los tratamientos con terapias dirigidas en el melanoma metastásico
Desde hace casi un año, oncólogos de la Unidad de Gestión Clínica Intercentros de Oncología Médica de los hospitales Regional y Virgen de la Victoria, llevan a cabo una investigación en pacientes con melanoma mestastásico cuyo objetivo es predecir la respuesta de estos a los tratamientos con terapias dirigidas, e identificar los genes relacionados con el sistema inmune que se modifican con el tratamiento específico.
El estudio lo dirige el oncólogo Miguel Ángel Berciano - que forma parte de uno de los grupos de excelencia en investigación integrados en el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) – y en el mismo participan una veintena de oncólogos responsables del tratamiento de melanomas metastásicos del sistema sanitario público de Andalucía; investigadores del Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer del Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias de Málaga (CIMES); e informáticos del departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga.
Las terapias dirigidas son el tratamiento asistencial habitual en algunos tipos de cáncer, donde se utilizan fármacos cuyas moléculas van dirigidas a mutaciones concretas.
No todos los tumores tienen mutaciones, ni todas las mutaciones producen el descontrol de las células, ni todos los melanomas tienen mutaciones que producen proliferación celular. Sin embargo, en el melanoma metastásico en torno al 40-50% de los pacientes tienen una mutación del gen BRAF, un gen que muta en algunos tipos de cáncer, entre los que se encuentra este cáncer de piel denominado así porque las células tumorales se han diseminado a otras zonas del organismo.
Así, actualmente, el melanoma metastásico se trata con terapias dirigidas, utilizando fármacos denominados inhibidores del gen BRAF, cuyo objetivo es inhibir la acción de este gen, produciendo un bloqueo y evitando su proliferación. Este tratamiento tiene actualmente unas tasas de respuesta inicial de un 60%, sin embargo, al cabo del tiempo el tumor vuelve a reproducirse.
La investigación – que tiene una duración prevista de dos años y está financiada por la Junta de Andalucía a través de FIMABIS - se está llevando a cabo en un total de 38 pacientes (actualmente hay ya ocho en estudio) diagnosticados de este tipo de cáncer de piel en los centros hospitalarios andaluces. En estos pacientes, y mediante una muestra de sangre, se estudian los cambios genéticos que existen (expresión genética) antes de comenzar el tratamiento con inhibidores del gen BRAF y se repite a los tres meses de haber iniciado el tratamiento.
Las muestras se remiten a una completa base de datos diseñada por la UMA y se analizan mediante una sofisticada tecnología disponible en el CIMES, que optimizará los datos que se generarán a partir del estudio previsto de 780 genes. El conocimiento de los cambios genéticos que se produzcan permitirá a los oncólogos identificar marcadores tumorales y poder predecir la respuesta al tratamiento con las terapias dirigidas, y optimizar el mismo, identificando de forma precoz si el paciente va a tener o no una buena respuesta al tratamiento.
En palabras de Berciano, “la singularidad del estudio estriba en que no solo vamos a estudiar las mutaciones genéticas relacionadas con el tumor, sino las que están relacionadas con el sistema inmunológico, buscamos identificar qué genes se alteran, y si están relacionados con un buen o mal pronóstico, además de identificar la existencia de toxicidades importantes, y saber de forma precoz, si el tratamiento va a ser beneficioso para el paciente o hay que buscar otras alternativas”.
Para el equipo de investigación también resulta del máximo interés la posibilidad de disponer en un futuro de una técnica sencilla y menos costosa – como una muestra de sangre – para diagnosticar de forma precoz la respuesta al tratamiento, en lugar de la realización de un escáner como se hace actualmente.
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