El Clínico opera juanetes con cortes de sólo unos milímetros
Los dolores después de una operación se deben, entre otras cosas, a que en la incisión se corta músculo y se tocan terminaciones nerviosas. Por eso, cuanto más pequeño sea el corte, menos molesto será el postoperatorio.
El Clínico lleva cinco años aplicando una técnica -en la que fue pionero en Andalucía- por la que se operan los juanetes con apenas un par de cortes de dos milímetros. El método no sólo permite una recuperación menos dolorosa, sino más rápida porque debe cicatrizar menos tejido y las posibilidades de infección disminuyen.
'Con esa técnica ya hemos operado a casi 700 pacientes con excelentes resultados', resume el jefe del Servicio de Traumatología del hospital, Felipe Martín. Este sistema es un poco más engorroso para los cirujanos porque no ven la parte saliente del hueso, como ocurre en la cirugía tradicional en la que se abre el músculo. Ello les obliga a guiarse con un aparato de rayos X y a limar la zona ósea deformada.
En las intervenciones abiertas no se lija el hueso, sino que directamente de un golpe seco –como si se tratara de una escultura– se elimina la deformidad. Pese a que entraña un poco más de dificultad para el que opera, tiene grandes ventajas para el paciente. De ahí que ya la mayoría de las intervenciones se hagan con esta técnica. La operación dura unos 20 minutos y se hace de forma ambulatoria, sin ingreso del paciente.
Los juanetes o hallux valgus -y en general el dolor en la parte anterior del pie- son el motivo más frecuente de consulta a los traumatólogos. Además de limar o cortar el trozo que se deforma, en la intervención se endereza el dedo mediante otros cortes. La nueva técnica no se emplea en personas con artrosis o de avanzada edad porque en esos casos no da buenos resultados.
El Servicio de Traumatología del Clínico hizo el año pasado 3.872 operaciones y atendió a alrededor de 40.000 pacientes en consultas.
Consejo profesional
Los zapatos no deben ser ni altos ni planos.
'El pie tiene que estar libre', dice Felipe Martín casi filosofando en contra de la estética que a veces esclaviza a esa parte del cuerpo. El jefe de Traumatología del Clínico recuerda que el calzado fue creado para proteger al pie del terreno, del frío y de los traumatismos; no para torturarlo. Además, insiste en un mensaje: los tacones demasiado altos no son buenos para los juanetes porque cargan el peso sobre la punta del pie y hacen que se deforme. Pero no hay que pasarse. Con un zapato muy plano, la carga descansa sobre el talón y eso tampoco es saludable. Lo ideal es un tacón de dos a cuatro centímetros, así el peso se reparte entre el talón y la punta del pie. Habrá que hacer caso a este experto que cuando dibuja un pie no traza lo que todos vemos, sino directamente los huesos, como si en vez de ojos tuviera rayos X.
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