Buscar la dieta más adecuada
Seguir una dieta adecuada ayuda mucho a los pacientes con el síndrome del intestino irritable. La comida que ingieren puede hacer que se sientan mejor o que empeore su patología.
El especialista en nutrición del Hospital Clínico José Manuel García Almeida dice que como norma general los enfermos no deben eliminar ningún alimento, salvo que sea por indicación de su médico o porque observen una clarísima relación entre el consumo de ese producto y la aparición de un síntoma en repetidas ocasiones. La explicación de no retirar alimentos de la dieta es evitar una alimentación demasiado monótona o la aparición de la desnutrición, señala el nutricionista.
Hay una serie de recomendaciones que hay que tener muy en cuenta por los pacientes con el colon irritable. Así, hay que huir del consumo de comidas grasas, así como evitar las bebidas con gas y los alimentos que producen gases (judías, algunas legumbres, repollo, etcétera).
En cuanto a los alimentos ricos en fibra (pan integral, cereales no refinados y frutas), es conveniente aumentar poco a poco la cantidad diaria que se ingiere. La fibra es buena para combatir el estreñimiento. El doctor García Almeida precisa que deben tomarse 10 gramos de fibra diarios por cada 1.000 calorías.
Repartir los alimentos
Las comidas abundantes no son recomendables. En cambio, sí es bueno hacer cinco toma de alimentos al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Asimismo, hay que comer despacio y hacerlo en un ambiente de tranquilidad, lo que redunda beneficiosamente en el paciente a la hora de hacer la digestión.
El café y las bebidas alcohólicas deben limitarse, ya que de esa forma se controlan mejor los episodios de diarrea. Por contra, es muy saludable hacer ejercicio regular y beber de dos a tres litros de agua al día, ya que es un sistema para combatir el estreñimiento.
Los laxantes sólo deben tomarse por recomendación de un médico, puesto que un uso incorrecto de esos fármacos puede resultar perjudicial para los enfermos de colon irritable. Asimismo, es conveniente consultar con un especialista para saber si se digiere la lactosa de la leche y sus derivados y la fructosa contenida en la fruta.
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